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Luz roja pulsada y luz infrarroja cercana (PBM) – Física, biología y frecuencias resonantes

Jan Fredrik Poleszynski |

Luz pulsada, frecuencias de resonancia biológica e interacciones específicas de tejidos.
Informe temático integrado basado en física óptica, biofísica, fotobiología y medicina de resonancia.

Introducción
Desde hace varias décadas se ha demostrado que la luz pulsada en el espectro rojo y en el infrarrojo cercano (PBM, por sus siglas en inglés) tiene profundos efectos biológicos. Cuando la luz se pulsa a frecuencias específicas, puede interactuar con las resonancias electromagnéticas propias del cuerpo, desde el nivel de todo el cuerpo (oscilaciones cerebrales, ritmo cardíaco, resonancia Schumann) hasta el nivel molecular (vibraciones del ADN, actividades enzimáticas, estructuras del agua). Detrás de esto hay dos principios principales: la penetración óptica (cómo la longitud de onda, la frecuencia del pulso, la potencia máxima y la modulación del ancho del pulso afectan la profundidad con la que los fotones llegan al tejido biológico) y la interacción resonante (cómo la modulación de la luz o el campo en frecuencias específicas puede desencadenar resonancia en los sistemas biológicos y así mejorar la transducción de señales).

La física detrás de la luz pulsada y la penetración en los tejidos
La luz roja en el rango de 600 a 700 nm es adecuada para la piel, las membranas mucosas y los vasos sanguíneos cercanos a la superficie con una penetración típica de 1 a 5 mm. La luz infrarroja cercana (700-1100 nm) se absorbe mínimamente en agua y hemoglobina y puede penetrar varios centímetros en tejidos como músculos, articulaciones y cerebro. La luz del infrarrojo medio (1100 nm-20 μm) se absorbe con mayor intensidad en el agua y produce principalmente efectos térmicos en la superficie. El rango de THz (0,1 a 10 THz) tiene una alta absorción de agua, pero también puede interactuar con vibraciones moleculares en el ADN y las proteínas. Las pulsaciones tienen varias funciones: una potencia máxima alta combinada con un promedio bajo da como resultado un menor calentamiento de la superficie y una penetración más profunda, las pulsaciones de baja frecuencia por debajo de 100 Hz pueden arrastrar ritmos neurológicos y afectar los biorritmos, la frecuencia intermedia de 100 Hz a 10 kHz puede modular las especies reactivas de oxígeno y promover la reparación de tejidos, la alta frecuencia por encima de 10 kHz puede producir efectos subcelulares, mientras que el rango GHz-THz tiene relevancia teórica para las resonancias en el agua y el ADN.

Frecuencias de resonancia biológica y estructuras objetivo.
Las frecuencias ultrabajas por debajo de 1 Hz están asociadas con ondas cerebrales, ondas vasculares y ritmos respiratorios, y pueden afectar la VFC y la regulación de la presión arterial. Las bajas frecuencias de 1 a 30 Hz cubren, entre otras cosas, la resonancia Schumann de 7,83 Hz, que se asocia con la reparación celular y la modulación inmune, así como la de 10 Hz, que corresponde a los ritmos alfa en el cerebro y está relacionada con la concentración, la neurorrehabilitación y la curación de heridas. El rango beta de alrededor de 20 Hz puede afectar la conducción nerviosa y el estado de alerta. Las frecuencias intermedias incluyen ondas gamma de 40 Hz que tienen pruebas sólidas de neuroplasticidad y eliminación de amiloide, mientras que 100 Hz están relacionadas con la reducción del dolor y la penetración más profunda en los tejidos. Las altas frecuencias de 1 kHz a MHz incluyen, entre otras, 8 kHz con un efecto antiinflamatorio y cicatrizante documentado, así como efectos piezoeléctricos en el colágeno de entre 20 y 50 kHz. En el rango de GHz-THz, existen vínculos hipotéticos con la torsión del ADN, el plegamiento de proteínas y las estructuras del agua.

Dianas de resonancia en sistemas biológicos.
La piel y los queratinocitos responden a resonancias de 7,83 y 10 Hz. Las áreas corticales del cerebro son sensibles a 10 Hz y 40 Hz. El corazón puede verse afectado por ritmos en el rango de 0,1 a 1 Hz y 10 Hz. Las mitocondrias muestran respuestas a 10 Hz, 40 Hz y 1 kHz, mientras que las estructuras de colágeno pueden tener respuestas piezoeléctricas a 20-50 kHz. El ADN y el agua muestran evidencia teórica o más débil de resonancias en el rango de THz.

 

Rangos de frecuencia biológica y efectos.

Frecuencias ultrabajas (por debajo de 1 Hz)

  • 0,1Hz: Resonancia con ondas cerebrales profundas (delta) y ondas vasculares. Vinculado a la relajación profunda y a la regulación de la presión arterial.

  • 0,3Hz: Respuesta barorreceptora. Contribuye a la estabilización de la presión arterial.

  • 0,5Hz: Importante para la respiración y la variabilidad cardíaca (VFC). Evidencia sólida para la optimización del sistema nervioso autónomo.

Bajas frecuencias (1–30 Hz)

  • 1,96Hz: Resonancia vestibular, relevante para los órganos del equilibrio.

  • 2,28 Hz (Nogier A): Asociado con la vitalidad celular y la materia gris central.

  • 4,56 Hz (Nogier B): Efectos sobre el metabolismo y el estado de ánimo, incluidos efectos antidepresivos.

  • 7,83 Hz (resonancia Schumann): Fuerte evidencia de reparación celular, reducción del estrés y modulación inmune.

  • 10Hz: Coincide con los ritmos alfa del cerebro. Se utiliza para mejorar la concentración, estimular la cicatrización de heridas y apoyar la neurorrehabilitación.

  • 20Hz: Ondas beta en el cerebro. Asociado con el estado de alerta, la vigilancia y la conducción nerviosa.

Frecuencias intermedias (30 Hz – 1 kHz)

  • 40 Hz (frecuencia gamma): Evidencia sólida de neuroplasticidad, apoyo cognitivo y eliminación de amiloide en el cerebro.

  • 72,96 Hz (Nogier F): Indicaciones para efectos sobre las articulaciones y huesos, así como estimulación intelectual.

  • 100Hz: Bien documentado para una penetración más profunda en los tejidos y una reducción eficaz del dolor.

  • 300Hz: Documentación más limitada, posible estimulación de la bioenergética de las células madre.

  • 1kHz: Evidencia moderada que respalda la curación de los nervios y la modulación del estrés oxidativo.

Altas frecuencias (1 kHz – MHz)

  • 8 kilociclos: Fuerte evidencia de curación de heridas y efectos antiinflamatorios.

  • 20–50 kHz: Indicaciones de efectos piezoeléctricos en colágeno y hueso. Evidencia débil a moderada.

  • 100kHz – 1MHz: Hipótesis de señalización intracelular y resonancia de membrana. Actualmente la evidencia es débil.

Rango GHz-THz

  • 0,1–3 THz: Vínculos teóricos con los enlaces de hidrógeno en el agua, modos de torsión del ADN y plegamiento de proteínas.

  • 2,4 THz: Resonancia propuesta en la columna vertebral de fosfato del ADN.

  • 5-10 THz: Vínculos putativos con la dinámica de la membrana lipídica.
    La evidencia en el rango GHz-THz es de débil a moderada y se basa principalmente en estudios de laboratorio y modelos teóricos.


Luci Phi en contexto
Una tecnología como Luci Phi puede entregar luz entre 400 y 1060 nm con un control preciso sobre frecuencias de 0,1 Hz a 20 kHz, con posibilidad de expansión hacia MHz. Con una precisión de hasta 0,1 Hz y, en algunos casos, 0,01 Hz, es posible igualar las resonancias biológicas con mayor precisión. Esto permite la estimulación dirigida tanto de macroórganos, células, mitocondrias y procesos moleculares.

Conclusión
La luz pulsada permite una penetración más profunda en los tejidos y una estimulación de biorresonancia específica. Al combinar una longitud de onda óptima y un control preciso de la frecuencia, se pueden maximizar los efectos terapéuticos. La base de evidencia varía desde documentación clínica sólida para ciertas frecuencias y longitudes de onda hasta modelos más hipotéticos y teóricos en áreas de alta frecuencia. La PBM surge así como un campo interdisciplinario que conecta la física, la biofísica y la práctica clínica, con el potencial de un tratamiento personalizado basado en principios de resonancia.

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