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El proceso digestivo humano.

Jan Fredrik Poleszynski |

Resumen
El sistema digestivo es la compleja red de órganos y procesos del cuerpo que son esenciales para la absorción de nutrientes. Funciona en un patrón de norte a sur, desde el cerebro hasta el recto, donde cada paso es esencial para garantizar una descomposición y absorción óptima de los nutrientes. Este artículo proporciona una revisión exhaustiva de todo el proceso digestivo, incluidos los procesos mecánicos y químicos, así como la importancia de una flora intestinal saludable. Además, exploramos cómo los desequilibrios en el sistema digestivo pueden provocar problemas de salud como reflujo, malabsorción, disbiosis y enfermedades inflamatorias crónicas. Los estudios demuestran que una digestión que funcione bien es la clave para la salud general y que cada componente, desde la producción de enzimas hasta la composición de las bacterias intestinales, desempeña un papel decisivo en este proceso.

El sistema digestivo y su importancia para la salud
La digestión es un proceso complejo que involucra varios órganos y sistemas del cuerpo. Para comprender cuán importante es la digestión para la salud, debemos observar cada componente individual y su función en el sistema.

El cerebro y la respuesta digestiva
La digestión no comienza en el estómago, sino en el cerebro. Cuando vemos, olemos o incluso pensamos en la comida, se activa el sistema nervioso parasimpático, que estimula la secreción de saliva y prepara el estómago para producir ácido estomacal y enzimas digestivas. Esta fase se llama fase cefálica de la digestión. Sin esta estimulación inicial, el cuerpo puede tener dificultades para producir suficiente ácido estomacal y enzimas para digerir los alimentos de forma eficaz.

La boca: el primer paso en la digestión.
La comida se mastica mecánicamente con los dientes y se mezcla con saliva que contiene la enzima amilasa. La amilasa inicia la primera descomposición de los carbohidratos, de modo que la digestión puede realizarse de manera más eficiente en el sistema. La saliva también contiene lisozima, una enzima que ayuda a matar microorganismos dañinos y proteger contra infecciones. Una mala función de masticación puede afectar negativamente a todo el proceso digestivo y provocar una absorción insuficiente de nutrientes.

El esófago y los movimientos peristálticos.
Cuando tragamos alimentos, estos se mueven a través del esófago mediante movimientos peristálticos, que son contracciones rítmicas de los músculos del esófago. Al final del esófago hay una pequeña válvula muscular llamada esfínter esofágico inferior, que se abre para dejar pasar los alimentos al estómago y luego se cierra para evitar el reflujo. Si esta válvula está debilitada, el ácido del estómago puede filtrarse hacia el esófago y provocar acidez de estómago y ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico).

Estómago: comienza la digestión química.
Cuando los alimentos llegan al estómago, se mezclan con el ácido del estómago y enzimas como la pepsina, que descomponen las proteínas en péptidos más pequeños. El ácido del estómago también ayuda a matar bacterias y otros patógenos que pueden haber ingresado al cuerpo a través de los alimentos. Si el cuerpo no produce suficiente ácido estomacal, esto puede provocar una mala digestión de las proteínas, una reducción de la absorción de minerales como el hierro y el zinc, así como un mayor riesgo de infecciones bacterianas en el intestino.

Duodeno: mayor descomposición de nutrientes
Cuando el alimento se ha convertido en una sustancia semilíquida llamada quimo, el esfínter pilórico se abre y lo deja pasar al duodeno (duodeno). Aquí se añaden la bilis del hígado y las enzimas digestivas del páncreas. La bilis ayuda a emulsionar las grasas para que puedan descomponerse y absorberse más fácilmente, mientras que el páncreas secreta enzimas como la lipasa, la amilasa y las proteasas para completar la digestión de grasas, carbohidratos y proteínas.

El hígado, la vesícula biliar y el páncreas: actores importantes en la digestión
El hígado produce bilis, que se almacena en la vesícula biliar y se libera cuando la grasa ingresa al duodeno. El páncreas produce enzimas digestivas y bicarbonato, que neutralizan el ácido del estómago y proporcionan condiciones óptimas para la actividad enzimática en el intestino delgado.

El intestino delgado: el principal sitio de absorción de nutrientes.
El intestino delgado tiene millones de microvellosidades, pequeñas protuberancias que aumentan la superficie para la absorción de nutrientes. Aquí, las vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos se absorben en la sangre y se distribuyen a las células del cuerpo. Las alteraciones en el funcionamiento del intestino delgado, como la enfermedad celíaca o el SIBO (crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado), pueden reducir la absorción de nutrientes y provocar problemas de salud.

Colon: reciclaje de agua y producción de ácidos grasos de cadena corta.
En el colon, el agua se reabsorbe y las bacterias intestinales fermentan la fibra para producir ácidos grasos de cadena corta como el butirato, que son importantes para la salud intestinal y la regulación de la inflamación. El intestino grueso también desempeña un papel crucial en la producción de vitamina K y determinadas vitaminas del grupo B.

La influencia de la flora intestinal en la salud
Una flora intestinal sana contribuye a una fuerte respuesta inmune, regula la inflamación y afecta la salud mental. Los desequilibrios de la flora intestinal, conocidos como disbiosis, están relacionados con enfermedades autoinmunes, trastornos metabólicos y trastornos neurológicos.

Referencias

  1. Mayer, EA, et al. (2014). La conexión intestino-cerebro en la salud y la enfermedad. Gastroenterología, 146(6), 1495-1508

  2. Cummings, JH y col. (2001). Ácidos grasos de cadena corta en el intestino grueso humano. Tripa, 48(1), 11-14

  3. Turnbaugh, PJ, et al. (2006). Un microbioma intestinal asociado a la obesidad con mayor capacidad de recolección de energía. Naturaleza, 444(7122), 1027-1031

  4. Gill, SR y col. (2006). Análisis metagenómico del microbioma intestinal distal humano. Ciencia, 312(5778), 1355-1359

  5. Sekirov, I., et al. (2010). Microbiota intestinal en salud y enfermedad. Revisiones fisiológicas, 90(3), 859-904

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